En ocasiones, cuando se tiene un fuerte deseo por lanzar al mercado una idea de negocio y se deja de lado el estudio previo,  terminamos promocionando productos y servicios con estrategias equívocas.

Primeramente debes considerar que en los negocios no se dejan las cosas al azar. Todo debe seguir un plan; una estructura sólida que permita mantenerse firme ante las turbulencias comerciales.

De hecho, un buen plan contempla la posición en la que se sitúa una propuesta dentro de la clasificación de producto que existen. De modo que pueda elaborarse una estrategia de marketing asertiva y se logren los objetivos. Pues no es igual vender alimentos a vender un boleto a un crucero por el Caribe.

Por lo tanto, en esta ocasión quiero que me acompañes a revisar algunas de las diferencias entre los tipos de producto, y que posteriormente filtres tu propuesta comercial con este filtro tan importante.

Productos B2C y B2B

En primera instancia, debes ser consciente de que todo lo que existe en nuestro mundo moderno, es un producto. Estamos rodeados de bienes procesados y de servicios prestados para hacer nuestra vida más sencilla.

Pero si pudieras ver los tipos de producto a gran escala, notarías con facilidad que se puede dividir en dos grupos y uno de ellos es el B2C. En el cual, las empresas emplean sus recursos para ofrecer algo que satisfaga las necesidades de un cliente final; es decir, personas naturales.

Por otro lado, te encuentras los productos/servicios destinados al comercio entre empresas, también conocido como comercio B2B (business to business). Donde por ejemplo, se presenta una empresa de mantenimiento industrial, especializada en máquinas cortadoras de papel, que ahora brinda soporte operativo a una manufacturera con líneas de corte de papel.

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Diferencias entre B2B y B2C e impacto publicitario

En estos dos grandes donde se puntúan los tipos de producto existentes existen al menos siete descripciones detalladas. Es decir, siete variables a considerar para saber con exactitud qué abarca tu propuesta de valor, y qué no.

Para leer más al respecto, puedes acercarte a este artículo donde te explico cada una de ellas.

Pero en lo que nos concierne hoy, pasemos directamente a los puntos diferenciadores entre cada tipo de productos y cómo afecta la estrategia publicitaria.

Especialización y volumen

Una de las diferencias más importantes entre los tipo de productos es qué tan específicos pueden ser según el marco comercial que aborden. Y a su vez, esta particularidad permite manejar mejores volúmenes de venta.

Pues verás, cuando cuentas con un negocio B2C, tu producto tiende a ocupar un sector más amplio que el de un negocio B2B. Sin embargo, el primero maneja una facturación que depende de la compra de individuos, mientras que el segundo fomenta las facturaciones periódicas, estables con un volumen de compra mucho mayor.

Comunicación según el target

Al momento de elaborar una estrategia de marketing, siempre se establece el lenguaje a utilizar. Sin embargo, es imposible emplear el lenguaje adecuado cuando se desconoce el mercado que ocupará la propuesta de valor.

Por ejemplo, si tu negocio se centra en el abastecimiento de materiales desechables para locales de comida rápida, ¿a quién le hablará tu publicidad? Pues, al encargado de compras, y por lo tanto, la publicidad y la negociación requerirá de un trato y comunicación más corporativa.

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Ciertamente debes demostrar que tu cliente te necesita, pero la necesidad por los consumibles de este ejemplo, no son las mismas para el local comercial, que para la persona que solo pasará a cenar.

Personalmente, creo que en medio de todo el contexto evolutivo en el que nos encontramos (a nivel comercial), se hace cada vez más sencillo aprovechar las diferencias entre los tipos de producto para tomar ventaja en el mercado. Es decir, definiendo qué es lo que ofreces, evitas los caminos equivocados y concentras toda tu energía en lo que te aportará beneficios.

¿Estás de acuerdo?