Quizás planeación estratégica te suene a un asunto demasiado complejo como para poner algo de atención en ella. Pero la verdad, es más sencillo de lo que muchos creen y no por eso es un asunto de segundo plano; por el contrario, es un aspecto fácil de entender y de alguna manera fácil de implementar.

Aun así, a diferencia de otro tipo de planificación, esta comprende una serie de pasos sistemáticos que permitirán una visualización completa de lo que es tu empresa. Y posteriormente, podrás entender qué hacer y de qué alejarte.

Cabe destacar, que pese a su sencillez teórica, en la práctica suele tomar algo de tiempo, pues, si no se sigue con cautela el orden, los resultados serían poco favorables.

Por lo tanto, quise hacerte un favor, reuní todas las etapas de la planeación estratégica en tres elementos centrales. De manera que puedas referirte a ellos con mayor eficiencia y puedas optimizar rápidamente la operatividad de tu negocio.

Marco contextual

Todo lo que hacemos responde a una serie de circunstancias, un terreno que a partir de este momento llamaremos marco contextual. Y este es un hecho que también se relaciona con el día a día de las empresas.

Si das un vistazo de cerca a este primer elemento de la planeación estratégica, comprenderás que el marco contextual se refiera a los conceptos internos de la empresa. Es decir, su misión, visión y valores, como elementos principales que a su vez se conectan con el análisis de lo controlable e incontrolable por parte de la empresa.

Con el primer elemento, se pretende definir el corazón de la empresa. Lo cual permitirá desarrollar tanto las actividades a desarrollar, como las decisiones a ejecutar.

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Análisis y planteamientos

Posteriormente, se procede a evaluar todos los datos y proyecciones que se tengan de la empresa, para detectar los aspectos favorables y desfavorables. Y solo a través de esta parte del proceso, se pueden establecer objetivos oportunos para la empresa.

Cabe destacar, que a menudo las empresas incipientes tienden a establecer objetivos en base a sus aspiraciones personales y/o caprichos, y dejan de lado las metodologías que los llevarán al éxito. Por ejemplo, usar las técnicas para establecer objetivos SMART.

Ejecución y monitoreo

Finalmente, solo debe cubrirse una etapa donde se sigue el plan, es decir, ya que se ha marcado la ruta al éxito organizacional, solo se debe seguir el plan.

Por supuesto, para poder medir la efectividad del mismo, debe llevarse un proceso de acompañamiento. Donde se evalúen los indicadores establecidos en etapas anteriores.

En esta etapa de la planeación estratégica entran en juego la tenacidad, el liderazgo y la objetividad de las decisiones. Y es importante que comprendas que en la práctica, realizar los cambios pertinentes (en función a la evaluación periódica) puede suponer despegarse de una idea con cierta carga emocional.

Y aunque se dice que en los negocios hay que saber controlar las emociones, casi nunca se contempla con la severidad que merece.

¿Lo ves?

Con solo tres elementos puedes establecer un proceso de planeación estratégica para tu negocio. Pero te aconsejo que no o tomes a la ligera, dedícale tiempo, y sobre todo sé objetivo. Tu equipo necesitará de eso para poder cumplir con su rol.