El reconocido escritor Wallace D’ Wattles plantea en su gran obra, que “…la naturaleza del hombre es aquello de buscar más, la búsqueda de la felicidad, de lo infinito…” Por lo tanto, vivimos de acuerdo a un deseo de crecimiento, y que es antinatural el dejar de aspirar a algo más.

Sin embargo, en el principio, puede que sintamos que las cosas no van acorde a dicho deseo inherente de nuestro Ser.

En base a ello, aparece la pirámide de Maslow, y percibimos esa señal, ese despertar, y asumimos que tenemos la clave para organizar mejor lo que queremos. Pero al estudiar de cerca la pirámide, compararla con nuestra vida, notamos que no existe ese “orden” que representaría la clave para sentir que avanzamos.

El contexto inicial de Maslow

Es importante denotar que este psicólogo fue uno de los primeros en dar aportes significativos al estudio del comportamiento humano. Por ende, podrías darte cuenta que nuestra sociedad estaba neófita en muchos ámbitos de nuestra propia existencia.

No obstante, si consideras que toda la evaluación de Maslow se comenzó a definir durante los años posteriores a la segunda guerra mundial; se hace más que evidente el período de evolución en el que nos encontrábamos (tecnológica, económica, y social).

En aquel entonces, podías ver al hombre feliz cumpliendo con sus obligaciones laborales (inicio de la revolución industrial) para tener cubiertos al menos 3 peldaños de la pirámide. Y eventualmente, aspiraría a destacar como el mejor en su papel y finamente retirarse con honores.

Un modelo de vida bastante efectivo, pero que comenzó a desvanecerse con la revolución tecnológica.

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No obstante, aunque puedes percibirlo como un hecho aislado, y el planteamiento de la pirámide de Maslow es efectivo, hoy en día es común encontrar a jóvenes manifestando fuertes deseos de los últimos peldaños de la pirámide; cuando evidentemente no han podido suplir los primeros.

Cierto orden de emociones

Es importante reconocer que aunque la sociedad actual viva en medio de ese desequilibrio, no descarta para nada el modelo planteado por Maslow. Por el contrario, este nos ayuda a entender las razones de esa falta de balance.

Puedes hacer la prueba contigo mismo ahora. Escribe en un papel, cuál es tu deseo más grande en este momento, y luego dale un vistazo a la pirámide e identifica en qué peldaño se ubica tu deseo.

Y por último, revisa si los peldaños anteriores están satisfechos al 100%.

Tanto tú como yo, conocemos la respuesta y es probable que esa sea la causa por la cual no puedas avanzar efectivamente. Es decir, en medio del caos hay un orden, y considerarlo se vuelve fundamental para retomar el camino ascendente.

Maslow y el marketing de nuestra era

En su respectivo contexto, los expertos de marketing de las grandes compañías se enfocaban en dar un enfoque particular a la publicidad. Atacaban estratégicamente los peldaños base de la pirámide y con ellos lograban poseer la mente de los prospectos hasta obtener ventas.

Sin embargo ¿crees que la misma estrategia pueda ser igual de útil hoy?

Pienso en que existe una afirmación débil. Es decir, sí, puede ayudar mucho, pero hoy no garantiza que realmente estés conectando con tu lead. Sin embargo, hoy eres más consciente del caos emocional en el que vive tu prospecto y allí puedes dedicar esfuerzos por iluminar un poco el camino que le va mejor a él.

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¿Te atreverías a probar?