En principio, cuando un equipo está cargado de determinación y persigue con vehemencia el posicionamiento del proyecto, puede parecer burocracia administrativa el establecimiento de algunos términos.

Sin embargo, toda la estructura organizativa y puntos como la visión y la misión de una empresa tienden a ser determinantes en la operativa de la misma.

Por ello te invito a tomar nota de tres elementos clave que debes considerar al momento de establecer la misión de tu proyecto.

Ignorar este paso y lanzarte a posicionar tu proyecto puede significar que en los siguientes meses gires en círculos.

Determina la razón de ser del proyecto

Para definir la misión de una empresa, o proyecto (sin importar la escala), lo primero que debes tener en cuenta es que debe responder al motivo por el cual fue creada. Es decir, su función, el para qué existe y por qué de esa manera.

Y aunque en el fondo, las empresas solo utilizan el mercado y sus funciones como medios lucrativos. Esta misión se plantea con un propósito que refleje el beneficio de los consumidores de este nuevo producto/servicio.

Dudo mucho que enunciados como “crear un monopolio de comunicaciones a nivel internacional” pueda tener cabida dentro de la sociedad. Por el contrario, si lo planteas como “Establecer una multiplataforma que permita una comunicación efectiva alrededor del mundo”, estoy convencido de que los usuarios morirían por estar allí.

Y aunque el enunciado no es literal, sé que eres consciente de a quién hace referencia.

Realidad vs proyección

El segundo punto determinante para crear la misión de una empresa es considerarlo en base al contexto actual del proyecto. Es decir, responde a lo que se desarrollará día tras día en la organización.

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Por lo general, los nuevos emprendedores confunden la misión con la visión y tienden a asumir la proyección futurista de la segunda como parte de la primera. Pero en cierto sentido, la visión es la meta, y la misión es el plan de acción.

Nexo operativo

Si pudieras imaginar toda una red de actividades en un diagrama, y todas estas se desprenden de un núcleo central, la misión de una empresa, sería el centro del diagrama. No debería existir nada que se saliera de la red y cada punto en la misma debe justificarse.

Si existiese algún proceso asignado que no responde eficientemente a su vínculo con la misión, entonces valdría la pena evaluar su nivel de importancia. Según John Maxwell, a menudo encontramos actividades que al ser de poca urgencia y poca importancia, pueden ser pospuestas o prescindibles.

Recuerda que la misión enmarca una ruta operativa, y el reto consiste en mantenerse dentro de ella. Sin embargo, cuando te encuentres fuera de contexto, no es recomendable centrar esfuerzos en encontrar culpables, el esfuerzo debe ir en volver a la ruta; ya luego aparecerá el responsable de la desviación y luego se tomarán medidas.

Pero, mientras más tiempo pases fuera del sendero que marca misión de tu proyecto, más se debilitará el mismo. Y eventualmente el deterioro organizacional llega a un nivel donde restaurarlo es más costoso de lo que se podría imaginar.