Cuando se habla de necesidades, a menudo se entiende como la carencia de algo en particular ¿cierto? Pero al mismo tiempo, puedes encontrar un sinfín de ejemplos donde las necesidades fueron el catalizador de grandes obras.

Y aunque en ambos casos existe parte de razón, en realidad se trata de un elemento complejo intrínseco en la existencia. Por lo tanto, creo que es momento de descubrir qué son las necesidades en su panorama más completo; y además, saber cómo gestionarlas correctamente.

Ruptura natural de la estabilidad

Desde un punto de vista holístico, se entiende que el ser humano es un ser completo, creativo y lleno de todos los recursos. Por lo tanto, puedes afirmar que es natural en el hombre el bien estar; es decir, no hay dolor.

Sin embargo, debido a las circunstancias vividas por el hombre, en determinado momento se crea un vacío que amerita atención. Este vacío puede manifestarse en cualquiera de los tres aspectos que comprenden la existencia, siendo el alma, la mente o el cuerpo.

Como consecuencia, surge un deseo de completar esa totalidad natural de nuestro ser, y eso es lo que comprende la necesidad. Y efectivamente, ese deseo se relaciona directamente con un comportamiento, una acción.

Necesidades en orden de importancia

A pesar de que el aspecto profundo de las necesidades tiende a ser complejo, es inevitable entrar en el tema ignorando el gran recurso; el famoso psicólogo/filósofo A. Maslow, logró simplificar este tema en un esquema en extremo sencillo.

No obstante, dicho esquema (conocido como la Pirámide de Maslow), presenta un diseño interpretable en distintos niveles; es decir, un estudiante de primaria lo puede entender según su nivel cognitivo, y al mismo tiempo, un filósofo moderno también le puede sacar provecho.

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Pues, lo que busca esta pirámide es jerarquizar esos deseos humanos según el peso que representen para la existencia. De hecho, el enunciado del mismo Maslow, plantea que cuando existen necesidades de los niveles básicos, no se puede sentir inspiración por las de niveles más elevados.

Aun así, es un hecho que todo ser humano tiene en última instancia, el impulso natural por conquistar la cúspide de esa pirámide. Lo que al final nos hace comprender dos aspectos contradictorios sobre qué son las necesidades y cómo gestionarlas.

El impacto de las decisiones sobre las necesidades

Frente a este tipo de deseos, en cualquier aspecto de la vida, puedes encontrar numerosos casos de alto contraste. Por ejemplo, dos personas adultas que no tuvieron la oportunidad de prepararse profesionalmente cuando eran jóvenes; que por ende, tuvieron serias dificultades laborales.

Por una parte, uno de los dos, decide omitir el factor “edad” y gestionar sus recursos actuales para incursionar en una formación profesional. De alguna manera, la necesidad de un empleo de mejor calibre lo impulsa a mejorar.

Mientras que el otro sujeto, se ancla en la vida frustrada y decide que no puede mejorarla; total, ya es tarde para comenzar de nuevo.

¿Te parece familiar?

Pues estas dos caras de las necesidades son cada vez más notables; sobre todo en el mundo del emprendimiento y los negocios. A ciencia cierta, nadie crea una estructura de negocios solo por ser empresario.

En su estado más puro, un proyecto es la consecuencia de seguir el impulso por resolver necesidades sociales; que a su vez cubran las necesidades personales del creador del proyecto.

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Ahora bien, según el ejemplo de los dos hombres que acabo de describir ¿A cuál te pareces tú? ¿Reconoces con claridad tus necesidades? ¿Crees que las gestionas correctamente?