A pesar de que las extensiones de Chrome son relativamente nuevas, está claro que son un conjunto de herramientas que pueden facilitar algunas de las tareas de los nuevos profesionales. En principio, se les conocía como extensiones de los navegadores, pero no pasó mucho tiempo para que los gigantes como Google y Mozilla establecieran su autoridad en el área.

Podría decirse, que siempre que tu oficio implique el uso de internet, es casi seguro que en estas extensiones encuentres un soporte práctico que antes no era imaginable. De alguna manera se ha abierto un universo de soluciones digitales que abarca desde aplicaciones de soporte para fotógrafos, como para especialistas en SEO e incluso programadores.

En ese sentido, resulta evidente el hecho de que si la tecnología avanza hacia la simplificación de procesos, nuestra visión de proyectos debe ir a la par. No significa que debas desarrollar tu propia extensión, pero sí te puedes valer de las existentes para obtener la potencia que necesitas en tus funciones.

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La solución de problemas

En un principio, los programadores (tanto independientes como corporativos), percibieron deficiencias que retrasaban algunos procesos digitales. Por ejemplo, en el uso comercial de las redes sociales, es vital mantener grillas de contenido activas, las cuales se puedan monitorear con efectividad en cada momento.

Sin embargo, hasta hace un tiempo, el contenido destinado a dichas plataformas solo podía ser cargado vía aplicaciones móviles. Por lo tanto, el proceso se tornaba tosco si el proyecto implicaba distintas redes para difundir su contenido. Y ante ese problema, comenzaron a aparecer extensiones como Buffer y Metricool.

Con la primera, puedes gestionar la programación según calendario de la grilla de contenido y automatizar las publicaciones; mientras que con la segunda accedes a las estadísticas arrojadas por la respuesta de los usuarios con respecto a tu contenido.

Ahora bien, a pesar de que existen centenares de extensiones para los navegadores, es importante aclarar que no debes ceder ante la tentadora idea de instalar la primera que prometa solucionar tus problemas. Espero no lo tomes como una contradicción sin antes conocer algunos de los riesgos que implica y que a su vez son la razón por la que deberías darle prioridad a las extensiones de Chrome sobre los demás navegadores.

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El peligro intrínseco en el uso de extensiones

En vista de la creciente demanda de estas extensiones, las descargas rápidamente se volvieron populares y eso atrajo miradas oscuras al asunto. De hecho, la mayoría de las extensiones se valen de los permisos otorgados al momento de la instalación y operan en funciones ocultas en beneficio del desarrollador.

En la mayoría de los casos, las extensiones funcionan como espías en tu ordenador y almacenan datos sobre tu conducta digital; información que luego será vendida a distintas compañías con fines comerciales.

Adicionalmente, existe otro grupo que se encarga de instalar softwares maliciosos en conjunto con la extensión.

Y en última instancia, podrías estar ofreciendo (detrás de la cortina) tu ordenador para un servicio no autorizado de minería remota. Es decir, el desarrollador usa la potencia de tu computador para realizar extracciones de criptomonedas sin tu consentimiento.

Ahora bien, en una perspectiva tan decepcionante, se volvía en extremo importante que se estableciera una regulación. Por lo que Google decidió establecer su propia tienda de descargas donde se exigiera cierto estándar para asegurar la seguridad de las extensiones.

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Ciertamente hasta la fecha no se puede garantizar una tienda de descargas que sea totalmente segura. Pero no cabe duda de que las extensiones de Chrome son filtradas por el gigante tecnológico, y de alguna manera son a mejor alternativa para acceder a herramientas fundamentales para los oficios digitales.