La época dorada del Neuromarketing.

Nadie puede negar que el Neuromarketing está viviendo un boom dentro de la industria, todo mundo habla de su “efectividad” y no se explican cómo pudieron haber realizado marketing tantos años sin esta maravilla de la modernidad.

Una de las razones de la popularidad del Neuromarketing es debido a que se le ha relacionado con la búsqueda del llamado botón de compra, por parte de la industria de la publicidad.

Este término de botón de compra, defiende la existencia de un modo de convencer a los consumidores de que adquieran nuestros productos de manera sencilla, tan fácil como apretar ese botón.

Sin embargo también existe un gran sector tanto de científicos, como de la industria del marketing y la publicidad que alza cada vez más la voz en contra del neuromarketing tanto por cuestiones éticas y morales cómo por la falta de estándares en los estudios en los que basan sus conclusiones.

De hecho, a pesar de los supuestos “beneficios” un gran sector de la industria sigue pensando que el neuromarketing es ineficaz o prácticamente irrelevante dentro de todo el proceso estratégico de marketing. La principal razón de este escepticismo es que el cerebro es demasiado complejo para poder determinar de manera tan simplista que puede existir un botón de comprar dentro del cerebro, de la misma manera en que no se puede afirmar que una persona siente amor o miente acerca de su relación con una marca solo mirando sus encefalogramas.

Marketing pseudocientífico, la gran exageración del termino Neuro.

Este fenómeno no es nuevo, en mis años de experiencia dentro de la industria cosmética, farmacéutica y bienestar he visto desfilar infinidad de productos, cosméticos, terapias, y muchos otros productos que abusan de la terminología científica para reivindicar propiedades sin ningún rigor científico.

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Esto mismo está sucediendo dentro del marketing actual, podemos ver por todos lados los términos Neuromarketing, Neuromanagement, Neuroventas, Neuroeducación, Neuroinnovación o inclusive han salido al mercado productos, como neurobebidas, que supuestamente reducen el estrés, todo esto con el “respaldo científico” que generalmente resulta de estudios ambiguos donde los resultados son interpretados a conveniencia del interesado.

Una razón por la cual no se puede realizar estudios profundos del cerebro, es debido a que el cerebro es un órgano muy delicado, por lo tanto cualquier procedimiento invasivo puede generar daños irreparables a la persona.

Neuroburbuja, la caída final

Cómo toda burbuja, tarde o temprano va a reventar en la cara de aquellos gurús que pregonan que el neuromarketing es la panacea a todas las problemáticas del marketing.

Como conclusión a este tema tan controversial, es que cada uno de nosotros debemos cuestionar cada vez que algún pseudogurú haga afirmaciones exageradas acerca de algún “producto neuroalgo” pidan evidencia científica, ya lo saben, cuestionen todo. Sólo así la industria se salvara de charlatanes que se aprovechan del boom de los temas del momento.

 

Hoy es el Neuromarketing, ¿mañana que será?