Hay un fenómeno que hoy marca la pauta en redes, campañas y cultura digital. Uno que, para muchos marketers, todavía suena extraño, acelerado o directamente incomprensible: el Creative Maximalism.
Se trata de una estética —pero también de un lenguaje— que mezcla edición frenética, sobrecarga visual, múltiples capas narrativas, referencias internas de internet y un ritmo que no da tregua. Es el idioma nativo de la Gen Z. Y, aunque las marcas sigan intentando traducirlo con lógica publicitaria tradicional, la realidad es simple: quien domina el Creative Maximalism domina la relevancia cultural.
La evidencia lo confirma:
- La Gen Z consume 54% más tiempo en social media + UGC que el promedio.
- Y 26% menos TV.
Es decir, viven en plataformas donde el maximalismo es la norma y la simplicidad lineal del storytelling tradicional ya no basta.
Por qué nació el Creative Maximalism
El Creative Maximalism no surgió de la publicidad ni de Hollywood. Nació en Minecraft, Roblox, YouTube y TikTok.
Nació de una generación que creció:
- navegando mundos abiertos sin objetivos fijos,
- creando sus propias historias y personajes,
- consumiendo contenido fragmentado, remixado e hiperreferencial,
- y participando activamente en narrativas colectivas.
A diferencia de las generaciones anteriores, que recibían la cultura, la Gen Z la produce. Y lo hace desde una estética híbrida, densa y multicapas.
Por eso sus contenidos integran cuatro elementos claves:

El resultado es un ecosistema creativo que desafía cualquier manual de comunicación tradicional.
Creative Maximalism: el nuevo código cultural de la Gen Z
Para entender el Creative Maximalism, hay que entender la lógica cultural que lo sostiene:
- Es hiperfuncional para la atención fragmentada
No sobrecarga: acompaña el ritmo mental de quienes crecieron con multitarea cognitiva constante. - Refleja cómo realmente consume la Gen Z
No buscan perfección. Buscan energía, humor, velocidad, autenticidad visual. - Funciona porque da agencia
El espectador no solo mira: interpreta, predice, conecta referencias, participa. - Es un lenguaje de pertenencia
Quien lo entiende pertenece. Quien no, queda fuera. Por eso las marcas que no lo dominan parecen “viejas”.
Cómo integrar marcas en narrativas maximalistas sin parecer forzado
Aquí es donde muchas marcas fallan: creen que el Creative Maximalism es un efecto visual exagerado. Pero no.
Es un lenguaje cultural.
Y, para integrarse, hay reglas muy claras:
1. No intentes simplificar: amplifica
El maximalismo no busca orden sino energía.
La marca debe sumarse al caos creativo, no corregirlo.
2. Usa códigos nativos
Memes, audios virales, filtros, lenguajes gamer, estética de fandom.
Pero solo si realmente encajan con tu producto.
3. Deja espacio para la co-creación
La Gen Z no quiere publicidad, quiere participar.
Da herramientas para remixar: sonidos, plantillas, filtros, challenges.
4. Crea desde lo que ellos ya consumen, no desde lo que tú quieres comunicar
Esto exige humildad estratégica:
Antes que imponer un mensaje, adáptate al lenguaje internet.
5. Aprende a soltar control
El maximalismo vive de la reinterpretación.
El contenido de marca no puede aspirar a ser “perfecto”:
debe aspirar a ser usable, transformable y remixable.
Por qué el lenguaje internet es más importante que el lenguaje publicitario
Aquí está la verdad incómoda para todas las marcas:
La Gen Z no habla publicidad.
Habla internet.
Habla referencias, capas visuales, ironía, cultura participativa, narrativas descentralizadas.
Si una marca quiere ser relevante en la economía digital, no tiene que dominar el storytelling clásico, sino el memetelling, el remix, el formato corto, la energía visual y el pulso cultural.
El lenguaje internet es flexible, cambiante, impredecible, rápido y profundamente emocional.
El lenguaje publicitario es rígido, lineal, autocentrado y predecible.
Adivina cuál gana en TikTok, YouTube o Shorts.
Marcas mainstream que ya adoptaron el Creative Maximalis
Y sí: algunos jugadores grandes ya entendieron el cambio.
1. NFL
Sus anuncios y videos de calendario se transformaron en piezas maximalistas:
ediciones veloces, múltiples pantallas, estética gamer, memes internos y una narrativa que parece hecha por fans, no por agencias.
2. Nutter Butter
La marca abrazó el lenguaje internet: colores saturados, cortes rápidos, humor absurdo y contenido auto-referencial que vibra exactamente con la estética Z.
3. Hollywood
Contrario a su naturaleza tradicional, ya está buscando universos nacidos en YouTube, como Skibidi Toilet, para transformarlos en propiedad intelectual mainstream.
Hollywood entendió que la cultura ya no nace en el cine: nace en el feed.
Cuando la industria más grande del entretenimiento empieza a imitar a los creadores… significa que el cambio ya ganó.
El Creative Maximalism no es una tendencia.
Es el idioma dominante del ecosistema digital juvenil.
Las marcas que lo adopten con autenticidad conseguirán:
- mayor relevancia cultural,
- conexión emocional real,
- participación masiva,
- y posicionamiento orgánico.
Las que sigan diseñando contenido con lógica televisiva quedarán fuera del feed…
y fuera de la conversación.
Hoy el branding no compite contra otras marcas.
Compite contra millones de creadores que ya dominan este lenguaje.
Adaptarse no es opcional. Es urgente.