Hasta la fecha, una gran mayoría de empresas y consumidores se han encontrado alguna vez con los profesionales del conocimiento empírico. Existe un debate en si se puede ejercer cierta carrera partiendo solo de lo que se ha adquirido por experiencia propia, o si es necesario recurrir s estudios especializados para ello.
Tomemos por ejemplo el mundo del marketing y hagamos un análisis desde este importante aspecto. Seguro encontramos una enorme cantidad de diferencias entre los resultados que alcanzan los profesionales empíricos y los científicos.
Adentrémonos en el caso y conversemos sobre la factibilidad del conocimiento empírico en el marketing.
¿Cómo funciona el conocimiento empírico en el marketing?
Para entender cómo es que este tipo de conocimiento se aplica directamente al marketing, primero hay que evaluar su raíz.
El conocimiento empírico es todo aquel que se adquiere a través de las experiencias personales. Por lo tanto, debido a que las experiencias son individuales, el conocimiento en sí, también lo es. Se basa principalmente en el análisis de datos recolectados por la observación, y el resto de los sentidos.
Un ejemplo escueto de esto podría ser cuando el dueño de un pequeño almacén se percata de que a las 17:00 de los días viernes, un enorme grupo de transeúntes caminan frente a su negocio. Basado en esto, lo que él ha evidenciado con su experiencia, el dueño del almacén podría crear promociones especiales o realizar actividades para captar la atención de ese grupo de personas y aprovechar el momento para vender más.
Ahora supongamos que tienes una venta móvil de helados; de ser así, lo ideal sería estar en lugares concurridos en las horas más calurosas. ¿Cierto? Entonces, por la experiencia personal (esa que nos dice que en días calurosos nos viene bien un helado), podemos diseñar una estrategia de marketing para aprovechar esas particularidades del mercado.
¿Por qué no me funcionan las estrategias de marketing empírico?
Si bien es cierto que en teoría, los ejemplos anteriores podrían funcionar, la realidad es que la misma subjetividad del conocimiento empírico deja abierta la puerta para muchos errores.
Este tipo de conocimientos carece de:
- Metodología rigurosa
- Objetividad
- Cuantificación de datos
- Analítica
- KPIs
- Verificación o validación precisa
Por ende, el margen de error para las estrategias diseñadas en base a este tipo de conocimiento, es increíblemente grande.
Es cierto que a partir de una experiencia personal, luego puedes integrar el método científico para desarrollar una estrategia de marketing más poderosa. Pero, mientras te quedes solo con lo que tu limitada experiencia te sugiere, estarás en desventaja ante tus competidores.
Si observas a las empresas más fuertes de tu sector, encontrarás que su marketing se sustenta en sistemas avanzados de recolección y procesamiento de datos. Si por ejemplo, retomamos el tema de los helados, el Big Data te mostraría con datos concretos, qué tipo de personas estarían en el lugar concurrido.
Además de eso, te presentaría un conjunto de intereses y las distintas segmentaciones del mercado en cuestión. Por supuesto, con todo esto a la mano el conocimiento científico termina arropando las ideas que inician en el conocimiento empírico. No con esto quiero decir que uno es más importante que el otro, pero sí debes saber que si eres de los que espera grandes resultados, conformándote solo con tu experiencia, no llegarás tan lejos como esperas.
En cambio, si aplicas la metodología correcta, fortaleces tus ideas y aseguras un poco más de éxito.