Hace algunos años mientras platicábamos sobre libros, una amiga me recomendó uno que según su percepción, es un libro que todo administrador –  y mercadólogo digo yo –  debe leer alguna vez en la vida. Ella me dijo que era un poco técnico e incluso medio tedioso, pero que lo leyera.  Al poco tiempo, lo encontré en una librería y decidí hacerle caso a la recomendación.

Una vez que lo terminé confirmé lo que ella me había dicho, al menos en parte:

Es un libro que todo administrador debe leer.

La segunda parte, sobre que era tedioso, no lo encontré así; por el contrario, se convirtió en uno de mis libros favoritos, tanto así que lo leo dos veces al año, y en cada ocasión le encuentro una enseñanza. El libro es El Principio de Peter del Dr. Laurence J. Peter que escribió en colaboración con Raymond Hull.

El corazón del libro se puede resumir en lo que es propiamente el Principio de Peter, el cual se enuncia a continuación:

En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia. La nata sube hasta cortarse.

El Dr. Peter considera que todas las personas que se encuentran en las organizaciones, ascienden dentro de éstas  a otros puestos, como es naturalmente lógico, pero llega un momento en el que esa persona logra alcanzar un puesto para el que es perfectamente inútil. Según Peter, esto es inevitable, y una vez que te encuentras en ese lugar, no hay marcha atrás.

Por drástica que pareciera la teoría de Peter, la realidad la vemos en todo tipo de organizaciones. La gente que en algún momento fue un buen elemento, de pronto se convierte en lastres para la organización. Aquellas personas que en otro momento  gozaron de la mejor reputación y el mejor desempeño, se embarcan en puestos en donde la única autoridad verdadera es la que le confiere el puesto y su productividad cada vez más se acerca a cero.

La organización tiene mucho que ver con éste Principio de Peter, y aunque de acuerdo a Peter es inevitable, si se puede prolongar el alcanzar dicho nivel de incompetencia, a través de un buen análisis de puestos, planeación estratégica y liderazgo adecuados.

En marketing, una disciplina en cambio constante, pareciera ser que el Principio de Peter se presenta mucho antes que en otro tipo de puestos. Las necesidades y demandas del mercado laboral para los mercadólogos, es cada vez más demandante y cambiante.  Lo que en el año 2000 era el auge del mercadólogo está hoy en desuso (si lo vemos más crudamente, muchas cosas que se hacían en 2014 ahora en 2015 han quedado rezagadas).

El marincompetenteketing tradicional, por ejemplo, con sus famosas 4 P’s. Es desestimado hoy en día por muchos en el área de marketing, con teorías como las 8 o 9 P’s, las 4 C’s y otras más. Otros más, lideran el movimiento del marketing digital, convirtiendo ante sus ojos a aquellos que no tienen dominio en aquella área de la disciplina en analfabetas mercadológicos. La triste realidad es que nosotros mismos provocamos la incompetencia de nuestros mismos colegas e incluso, la nuestra. Esa  camaleónica actitud de subirse en el barco de las nuevas tendencias, logra enterrar años de esfuerzo y aprendizaje en el marketing.

No me malinterpretes, estoy a favor de la mejora constante y del aprendizaje continuo. Entiendo que las nuevas tendencias son herramientas de gran utilidad para la actualidad del marketing, pero no por ello, debemos enterrar la vieja escuela del marketing. Se deben conservar y mantener aquellas prácticas que aún en la actualidad y a pesar del avance del conocimiento de marketing pueden ser funcionales. Desterrar a las personas que cumplen, conocen y dominan estas pasadas formas de hacer las cosas, es condenarnos a cometer los errores que en el pasado se incurrieron por falta de previsión de las situaciones que precisamente, las viejas herramientas enseñaron a detectar y combatir.

Como más arriba mencioné, la organización puede hacer varias cosas para evitar llegar al Principio de Peter, pero ¿qué podemos hacer los mercadólogos para evitar llegar tan pronto? Algunas actitudes que podemos desarrollar al respecto, son las siguientes:

  1. Humildad. Reconocer que no somos todólogos y que siempre podemos mejorar a través de la crítica y comentarios ajenos, evitará que nos cerremos en una espiral de soberbia que terminará evitando que cambiemos las prácticas indebidas y obsoletas.
  2. Hambre por aprender. Creer que el salir de la Universidad y poseer un título universitario nos hace amos y señores del marketing es la peor estupidez que podemos pensar. Nunca dejamos de aprender, y siempre tenemos que buscar actualizarnos.
  3. Actitud. Hay personas que tienen grandes aptitudes, es decir, habilidades para realizar las cosas. Son talentos natos. Pero a la vez que tienen esos talentos, el punto número uno de esta lista está carente, la humildad. A veces las bendiciones en actitudes son sofocadas por la soberbia, y entonces, por más que sepas hacer las cosas si no quieres, no hay avance en ningún sentido. En cambio, hay gente que tiene actitud positiva, es decir, disposición para hacer las cosas y aprender. Son ellas las que logran las grandes hazañas. Es triste ver que quienes tenían las mejores aptitudes en la universidad están bajo el mando de los menos aventajados académicamente, porque estos segundo tuvieron la disposición de aprender, de saber escuchar, de obedecer cuando se tuvo que obedecer y ascender en el momento oportuno.
  4. Trabajo sistémico. No podemos con todo. La todología del mercadólogo es una utopía. Necesitamos el trabajo de todos. Para que el mercadólogo avance y no caiga en su nivel de incompetencia debe hacer una verdadera mancuerna con las que trabaja. Principalmente el área de factor humano y finanzas.
  5. Variedad de intereses. El marketing es fabuloso, precioso, maravilloso y todos los adjetivos que quieras ponerle. Yo también estoy enamorado de mi carrera. Pero seamos abiertos a que no es lo único en esta vida. Hay muchas cosas que podemos hacer además del marketing. Si tienes la oportunidad de estudiar otra carrera, estudia algo distinto a lo que ya conoces. Si no puedes estudiar otra carrera, toma cursos, ve videos, lee libros ajenos a tu área. Eso te convertirá en una persona más interesante y además, con otras habilidades. Si llegase el momento, en que desafortunadamente no pudieras desempeñarte en marketing, es bueno tener un plan B.

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Me queda la curiosidad sobre quiénes de ustedes han experimentado de cerca, los efectos del Principio de Peter.  ¿Lo compartirían conmigo? Siempre es enriquecedor leer otros puntos de vista. Sígueme en Twitter @ArturoAlcazarD y comparte tus opiniones.

Nos leemos en una próxima oportunidad…

Arturo Alcázar Dávila.


«Sólo una cosa es más dolorosa que aprender de la experiencia, y es, no aprender de la experiencia». Laurence J. Peter.